Los diseñadores crean envolventes resistentes y a prueba de explosiones para contener cualquier explosión que se origine dentro de su carcasa.
También los diseñan para evitar que las chispas desde su interior puedan inflamar vapores, gases, polvo,
o fibras en el aire circundante. Son componentes esenciales en industrias como la petrolera y gasística,
minería, procesamiento químico, y fabricación donde las condiciones peligrosas son comunes.
Hay varios tipos de carcasas a prueba de explosiones , cada una diseñada para cumplir con normas específicas de seguridad
y requisitos de aplicación. A continuación, se presentan los tipos más comunes:
Contenedores ignífugos: Los diseñadores crean estas carcasas para soportar una explosión interna y para prevenir
la transmisión de la explosión al exterior gas explosivo o polvo alrededor del recinto .
Contenedores intrínsecamente seguros: Estos recintos limitan la energía disponible, tanto eléctrica como térmica, para la ignición.
Las personas los utilizan en zonas altamente explosivas donde incluso una pequeña chispa puede causar una explosión.
Contenedores de mayor seguridad: En funcionamiento normal, estos recintos no poseen chispas ni superficies calientes,
y están diseñados para reducir la aparición de arcos, chispas y superficies calientes.
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